Por no pensar en nada, cavilo sobre los pensamientos que desarrolla el viento cuando de repente, al soplar, se topa con el trapo fláccido de la vela al que su ímpetu infla y desplaza. En este empuje, me pregunto si disfruta de la travesía que emprende o la considera un impedimento a su natural desafuero. Es difícil cerrar la cuestión con una idea, porque las que aparecen lo humanizan. Sea como esclavo remero, sea como contemporáneo adinerado. Cada quien elige. Quisiera elucubrar sin ningún estereotipo, pero entonces me cuestiono si resulta dolorosa la incisión de la proa en el agua.
