domingo, 18 de abril de 2021

Saul Leiter's hideout. Red Curtain, 1956


Alguien siempre es nadie al otro lado de la ventana alta. Y al mismo tiempo, entrevisto por la ranura que dejan los dobleces de la cortina, ese nadie siempre es alguien que posee la extraña virtud de ser otro, ajeno por completo a cualquier vicisitud desde la que se mire. Solo el otro y el que contempla coinciden cuando uno de los dos no exista. Bien si sale a la calle el observador y no es observado; bien si se da media vuelta, regresa a la mesa donde escribía este texto y continúa redactándolo, tras haber olvidado cuanto ha visto.