jueves, 11 de julio de 2019

# 612


Un simple bollo de pan partido en dos, una galleta, una pastilla de chocolate. Al dividirlos en dos partes, solo ambas se pueden volver a reunir. Una parte diferente, cortada de otro bollo, galleta o pastilla nunca daría el conjunto original. Así, cuando alguien toma de la mesa un panecillo y lo parte con la mano y entrega una mitad, solo esa mitad y la que conserva consigo podrán reconstruir el panecillo primigenio. Igual ocurre con las conversaciones. Son también una tableta compartida. Cada uno dice una parte de la unión de dos. De nada sirve juntarlas a otra mitad.