sábado, 8 de septiembre de 2018

# 603


El barco de papel que alguien hizo con la hoja arrancada de una libreta escolar navega casi invisible a mitad del cauce y casi inverosímil en medio de una corriente que arrastra ramas y troncos río abajo. El barquito con unas cuantas, pocas, palabras escritas a lápiz en el endeble papel que les da consistencia sortea cada instante del multitudinario empuje de las aguas y sus adversidades. Asciende por la cresta de las ondulaciones, salta cuando la superficie de súbito desciende. Nada le turba en su destino de barco que navega hacia las manos que lo desplieguen y lo lean.