martes, 3 de junio de 2014

Cuaderno de tapas rojinegras \ 19


Besan los labios la piel de la manzana mientras los dientes resbalan por su suavidad. Y a cada intento de morderla, la fruta se defiende esquivándolos, hasta que el más incisivo consigue pinchar su escurridizo manto y los demás, con ese apoyo, logran introducirse en la carne vegetal y blanca. Y cavan la zanja que les permite arrebatar una esquina de dulzor a la perfecta circunferencia que hasta ese momento había sido. Pedazo que en la boca se transforma en néctar dorado y que la inunda y la desborda. Y yo, que contemplo extasiado la acción, limpio con un beso.