domingo, 26 de mayo de 2013

Caligrafías / 2


Cielo nocturno a mediodía, la luminosidad de pétalos tan blancos dicta la oscuridad a su alrededor. Se dice que los filósofos estudian las estrellas reflejadas en un espejo; los poetas, tan predispuestos siempre a dejar olvidados los instrumentos encima de la mesa, contemplan las geografías de la noche en la trama de florecillas silvestres que crecen en el margen de los caminos sin tránsito. Igual que soles muertos, continúan deslumbrando mucho tiempo después de haberse apagado. Alguna rueda despiadada pasará por encima. Las arranca el campesino térreo para que no corra su semilla, pero permanece inalterable su tan diminuta enormidad.