sábado, 27 de abril de 2013

Half Moon Street


Cuando regreso a casa, a veces, entre la neblina nocturna que frecuenta el río asoma una media luna algo encogida, triste, vagabunda, a la que siempre he pensado que me parezco. Una luna cada vez más escuálida que se va de la ciudad y toma un tren cuya partida nadie acude a despedir. Un cuello encorvado que rodea sin gracia una gargantilla de humedad. Es el frío de su mirada perdida, tal vez, lo que me atrae de ella, lo que me asusta en mí misma cuando salgo del pub a medianoche y encaro la ruta hacia la luna nueva.