viernes, 16 de septiembre de 2011

La canción de septiembre

El sol de primera hora de la tarde se derrama sobre la ciudad como metal incandescente. Sólo los tres amigos se atreven a cruzar la plaza por el centro, sin el cobijo de los árboles. Avanzan al amparo de sus gorras y de una estrofa que repiten con el ritmo sincopado con el que la aprendieron. Se la cantan entre ellos para decirse cuanto tienen que contarse, que nunca es mucho. El sol se desploma sobre las calles cegándolo todo con su claridad. Las torres de ventilación atruenan. Nada que oír, nada que ver. Los tres amigos y una estrofa.