Tantas veces como he soñado convertirme en el pilar que sostiene el arco de medio punto por donde transcurre el puente, sobre todo en días de ventisca, ninguna me ha hermanado ni un ápice con la piedra. Mejor así, me consuelo, porque de ser pilar soñaría con transformarme en transeúnte y ver qué hay más allá, en la plaza, donde me han dicho que montan puestos de alimentos en días de mercado. Es algo que podría hacer ahora, sin que me costara demasiado. Cuantos cruzan el puente no van a otra parte. El único fiel a su sueño soy yo.