martes, 10 de enero de 2023

I /abandonos



La puerta se mantiene abierta donde ha estado siempre para permitir el paso. De quien entra. De quien ha salido y, tal vez sin saberlo, no ha de regresar. Como una alfombra de cerámica, las tejas rotas cubren el antiguo pavimento. Una techumbre precaria cuyas vigas carcomidas dejaron de sostenerla y se desplomó. Ahora las paredes están cubiertas por las ramas desabridas de una higuera que ha crecido junto a la casa. Y quien accede lo hace por un suelo de tejado. Aunque las paredes resistan, la imagen del espejo indica que nada queda dentro que recuerde una venturosa costumbre.