martes, 1 de febrero de 2022

Cuentos del hada jubilada (quincuagésimo segundo)



La lámpara de la mesilla es un pintor intimista. Trata los cuerpos con delicado pincel. Pasa horas para perfeccionar su técnica predilecta, el sfumato, en el que sumerge el abrazo sobre el oro viejo de las sábanas que está presenciando. Tiene especial cuidado al dorar el cabello. Se diría que avanza pelo a pelo, con una paciencia infinita. Es un pintor de cámara. A veces, sus modelos se duermen y entonces tiene tiempo de completar su obra maestra, la que la ventana borrará poco después, en cuanto llegue el pintor de tiesos bigotes y voz enervada que es el día.