jueves, 1 de julio de 2021

Cuentos del hada jubilada (trigésimo octavo)


Tu pie deja en la arena una huella. Me sorprende la perfección del bajorrelieve. La forma exacta, su alma abandonada en un lugar cualquiera, al albur de las olas. Este prodigio artístico merece un museo. Mejor, un templo con columnas de mármol blanco. Me llamas desde lejos y, a gritos, te cuento que hay una obra de arte en la playa. Te oigo decir: Hay más. Una línea de huellas continúa hasta tu pie con idéntica maestría escultórica. Ya pienso en una ciudad de museos o una acrópolis que recoja el conjunto del paseo. Pero añades: El original está aquí.