viernes, 11 de octubre de 2019

Cândida, canta com a gente


Los toques del despertador suenan sobre el atril antes del que primer gesto de batuta, poner un pie dentro de la correspondiente zapatilla, dé inicio a la sinfonía de la jornada. La música del vivir. O tal vez sea un único golpe seco el que dé arranque a la grabación de los días, una serpiente aún en celuloide donde los movimientos son el fruto de la redundante quietud. La película de la vida. Suena el reloj cada mañana a las siete, Cándida, para que no empiece nada que no esté previsto en la partitura o en el guion que sigues.