jueves, 30 de agosto de 2018

Becqueriana / 147



Restos de un naufragio, las cosas flotan sin rumbo ni orden sobre una superficie amorfa. Así son encontradas al abrir los ojos. Da pena ver una realidad tan desorientada. Con un desconcierto que rige solo la batuta de lo casual. Así son vividas, dispersas, las cosas. Sus inertes significados. Entrelazar las manos es aparejar el mundo. Empezar a ordenarlo. Un ir colocando los objetos en el lugar que digan algo. Que se relacionen. Unos con otros. Crear un paisaje. Darle sentido. Salir a caminar juntos es devolver a la realidad la melodía. La razón de estar ahí cuando se miran.