jueves, 7 de septiembre de 2017

Coro de ausentes | XILÓFONO


Del paciente observar
cómo las aves se detienen
en el alféizar, un instante,
igual que ellas viven detenidas,
y luego echan a volar con gesto
simple, sin aspavientos,
sin contorsiones, se despliegan
las alas, vuelan, las campanas
aprenden a sonar.
                            Un vuelo
que no las mueve del lugar
donde están aunque se desprendan
de lo que vuela, los sonidos.

No vuelan las campanas

para que vuele su hablar. La voz.
Mejor, su exacto decir.
En el soñarse aves, con paciencia,
afinan las campanas
la música que acoge al tiempo,
ese volar. El ya no estoy.
Las aves que han partido.