lunes, 20 de junio de 2016

# 554


Parece irse, pero siempre se queda. Es como si desapareciera y no se ha ido nunca. Globo que se suelta de la mano infantil y asciende donde ya se ve inalcanzable. Charco que la mañana soleada extenúa y olvida. Pájaro que durante un instante inunda el bosque con su canto y luego enmudece. Se diría que la escritura se deslíe en el aire, se disuelve en el tiempo, vuela, se seca o calla. Pero el globo en un punto pierde altura y regresa, la lluvia recobra la memoria del charco y el piar se reanuda. Siempre está ahí. Soy yo.