sábado, 22 de marzo de 2014

Suárez


Escucho estos días, reproducidos, fragmentos de los discursos de Suárez. La mayoría los recuerdo. Ahora me chocan. No hay político con un engrudo retórico —y envarado— mayor que él. Sus discursos son perpetuas perífrasis. Retórica mala. Sin embargo, no he encontrado ni una sola frase que no tuviera conexión con la realidad. Con lo que hacía. Ahora uno nunca se sorprende de que ocurra lo contrario. Los políticos hablan de un modo coloquial, sin siquiera una frase bien estructurada, pero nada de lo que dicen tiene que ver con la realidad. Como si hablar fuera un fin en sí mismo.