martes, 16 de abril de 2013

Becqueriana / 10


Escribiré algún día —me dije— un diccionario de calles. Las calles figurarán con su nombre, cómo si no podrán encontrarlas, y a cada una le adscribiré una palabra. La palabra que, cuando recorro sus aceras, cruza por mi cabeza. La cabeza no siempre está donde se ubica, con frecuencia convive con otras calles que acaso ni siquiera conozca, con otro ángulo de luz sobre el agua de los estanques, pero siempre atraviesa los dos mundos un mismo término. Tantos términos como he evocado, aun desconociéndolos, anotaré en cada entrada de mi diccionario. Los diccionarios —me dije— no sirven para nada.