domingo, 21 de octubre de 2012

Intemperie / 11



Leo que la última palabra escrita por Freud fue Kriegspanik,  quizá para nombrar el ambiente de guerra que percibía en las calles, donde sus libros eran amontonados en piras premonitorias. Era en 1939. Sesenta años antes Eça de Queirós lo contó así: el diablo se presenta ante un oficinista y le promete enriquecerle si toca una campanilla que matará a un mandarín en China. La toca. Kriegspanik: no hay diablo, ni promesa de riquezas, ni mandarines en China (si acaso, algún vecino), pero sí la campanilla en el velo del paladar a la que la lengua exaltada se aproxima. Toca.