jueves, 4 de febrero de 2010

¿Regresan?

La luz entra en el aula tras una ardua pelea con el polvo antiguo del ventanal. El viento, sin embargo, se desliza con agrado entre las cavidades abiertas en los marcos por la carcoma. Los niños escriben en sus cuadernos. El frufrú desacompasado e inhábil de las plumas, que pasea de la mano con la ingravidez del ambiente, se rompe de súbito por el niño que, en pie, chilla: «Chaím está judío». Chaím, unas mesas más allá, empieza a llorar. El maestro reprende al que ha clamado: «¡Se dice es!». «Chaím es judío», grita de nuevo. El maestro sonríe, satisfecho.