jueves, 28 de enero de 2010

Crítica de la razón pura

ESCENA I
—No quiero volver a ponérmelo.
—No digas bobadas, Immanuel, si es un anorak fantástico.
—Pues en mi clase dicen que es de chica. No quiero hacer el ridículo.
—Immanuel, por favor. Ven y dime: ¿en qué lado están los botones?
—En el derecho.
—Claro, como que es de hombre. Mira mi blusa: ¿en qué lado están los botones?
—En el izquierdo.
—Las prendas de hombres y mujeres se abrochan hacia lados distintos.
—No lo sabía.
—Pues ya los sabes. ¿Te convences ahora de que es un anorak de hombre?
—Les contaré a los de mi clase lo de los botones.
.
ESCENA II
—No quiero volver a ponérmelo.
—Immanuel, pero si lo compramos anteayer y te gustaba tanto.
—Pues no quiero ponérmelo.
—Y ahora ¿qué le pasa a tu anorak?
—Que en mi clase dicen que es de chica.
—¿Les habrás explicado lo de los botones, no?
—Claro que se lo he explicado.
—¿Y no lo han entendido? ¿Tan cortitos son?
—Sí, creo que lo han entendido.
—¿Entonces?
—No quiero ponérmelo más.
—¿Por qué?
—Porque es de chica.
—No digas tonterías.
—Pues en mi clase han dicho que lo de los botones les importa un pito, que es de niña y ya está.