sábado, 5 de diciembre de 2009

Seriaciones

En un bar cualquiera, pequeño y estrecho, de esquina, veo a través de la cristalera cuatro cruasanes en fila, en cuatro mesas y con cuatro tipos delante. La estampa parece significar algo. En la acera voy caminando con la única compañía de los reflejos del primer sol como legañas en los edificios. Han abierto las peluquerías, pero sus espejos no tienen trabajo. Vuelvo a mirar hacia el bar. Cuatro hombres, uno en cada mesa, en fila, frente a una taza y un sembrado de migajas. Siempre he sentido devoción por el minimalismo, esa suerte de ornamento barroco a la inversa.