lunes, 21 de diciembre de 2009

«El otro mundo», de Hilario J. Rodríguez, en Ediciones del Viento

Una temporada en Nueva York. O en Hinojal, Cáceres. O en la cocina de un restaurante londinense. El lugar donde ocurre la vida que se puede contar es la memoria: es el juego o paradoja de esta novela, que no se pudo escribir en Nueva York —este es, de hecho, su argumento—, pero que se escribió, acaso en Zaragoza. El lugar donde ocurre la vida es también un apartamento en Brooklyn: su línea telefónica, su casera, las toses de los vecinos. El cruce entre memoria y cotidianidad fragmenta y disloca conciencia —bolitas de mercurio del termómetro roto— y escritura.