domingo, 8 de noviembre de 2009

Aarhus

Sale del hotel el sábado al atardecer para dar una vuelta por la Ciudad Antigua. El camión con su mudanza no llega hasta el lunes; y el mismo lunes por la tarde se inaugura la oficina de la filial que le han encargado dirigir en Aarhus. El fin de semana es un cuenco vacío, se dice Lennart Grønkjær, ansioso por resolver los problemas que se le vienen encima. «Tantas cosas por hacer y no poder adelantar nada hoy.» De plaza en plaza, deambula por calles solitarias como empujando el día fuera del tiempo: qué desperdicio de jornada para su currículum.