jueves, 5 de febrero de 2009

Carta a Montano a propósito de vientos excesivos y libros por llegar

Espero que el tornado no haya deshojado los pliegos de los libros por encuadernar y sus hojas vuelen por los cielos mediterráneos como aquellos colibríes que Rafael Pérez Estrada repartió por Málaga tras el naufragio de un barco de mercancías exóticas. Aunque bien pensado... Qué pena que el vendaval no haya provocado algo parecido con los libros, ¿verdad? Los lectores irían leyendo páginas al azar conforme las cazaran al vuelo y luego las dejarían partir al compás del viento. Podrían intercambiarse las repetidas y hasta pagar pequeñas fortunas por la página que les falta: aquella donde los protagonistas se besan.