Una novela que no se corta con el título (no lo recorta), ni con la trama, ni con el lenguaje, ni con el propósito. Escrita con una prosa ágil y dinámica, próxima al presente de la lengua, plantea una estructura canónica de novela de misterio: un grupo de personas aisladas, un asesinato y ¿quién es el asesino? Los personajes, un acierto, muestran una certera caracerización literaria de comedia negra, lejos de cualquier valor sociológico. Pero la trama sufre un giro copernicano en relación a los sucesos y a las culpabilidades, y crea un auténtico negativo de la novela policial clásica.