domingo, 15 de diciembre de 2019

Dietario de sensaciones, 64



En su piano el amanecer interpreta, en una esquina del cuarto, una pieza solitaria que nadie escucha, atento cada cual a sus propios sueños. El anochecer, sin embargo, dirige una gran orquesta en un fastuoso teatro, decenas de músicos vestidos con uniformes de colores brillantes frente a una multitud dispuesta a lanzar sus bravo en cuanto el director cierre el puño, la música cese de repente y deje su eco prendido en las cortinas de terciopelo. El amanecer llega despacio, coloca la partitura en el atril y apenas se oyen las notas cuando empieza a salpicarlas. Mientras el público duerme.