martes, 1 de diciembre de 2015

Dietario de sensaciones, 3


La niebla reescribe la realidad con sus fantasías. Borra el horizonte, oculta la torre de la iglesia, diluye las copas de los árboles entre las nubes bajas, matiza los colores, permite que las hojas lloren con desconsuelo, deja a la hierba recién salida de la ducha, ciega los cristales de las ventanas y a quienes los miran, juega al escondite con las señales de tráfico, oscurece la arena del parque, alimenta los charcos, rejuvenece el cutis de las losas, da de beber a los pájaros, adorna con destellos acharolados las fachadas, crea enigmas. Nada se parece a como era ayer.