miércoles, 25 de febrero de 2009

Un inicio de novela y un paréntesis

Una mañana de octubre, en 1939, temprano, bajo un cielo plomizo y una lluvia menuda, se plantaron dos oficiales ante las puertas del instituto de Zielona Góra, el único donde se podían realizar estudios superiores en esta pequeña ciudad situada al oeste de Varsovia. Con el uniforme oscuro bien almidonado, botones relucientes y botas que parecían de cristal negro, se sacudieron las pequeñas gotas de lluvia con un ligero temblor que, sin embargo, no descompuso su hieratismo. Aunque en ningún momento tocaron la campana de entrada, el viejo conserje del instituto, Arkadiusz, que ya había modificado en dos ocasiones su...


(Al oeste de Varsovia contiene 44.291 palabras. Sus cinco capítulos están formados por siete capitulillos donde se alterna pasado —1939— y presente en secuencias diferentes: ABABABA – BABABAB – ABBABBA – BAABAAB - ABBABAB. Empecé a escribirla el día 6 de junio de 2006 y acabé la mañana del 14 de noviembre de aquel mismo año. Por la tarde leí poemas en el Café-teatro Cincomonos: éramos 14 personas. Como homenaje a Cezary Cieślak, poeta conceptual —a veces pensaba en Miguel Labordeta al idearlo—, los personajes del pasado —conforme aparecen— forman un abecedario completo y los del presente otro; éste ordenado a la inversa.)