lunes, 12 de mayo de 2008

Amanecer


La mañana se ha abierto como un escenario segundos después de que se hayan apagado las luces en el patio de butacas. Lamento sólo que tanto esmero en el dibujo de la realidad obtenga como premio las montañas de escombros, los metales oxidados, los aparatos inútiles, el cemento petrificado, los ladrillos que sobraron de la obra, los muebles con amputaciones, los plásticos coloreados de una fiesta que se habrá convertido por arte de las metamorfosis, ahora, en el llanto de un bebé en su cuco. La brisa repinta los borrones neblinosos de la noche. Y para secar la tinta, sopla.