martes, 20 de agosto de 2019

04 | Tumba de Juan Ramón Jiménez


—¿No te gustaría llamarte Juan Ramón?
—¿Para qué? Ya tengo nombre.
—Es elegante. Sonoro. Te pega.
—Ah, ya. Para que tú te llamaras Zenobia.
—Quita. Qué nombre más feo.
—Regular.
—Suena a zanahoria.
—También es elegante.
—¿La zanahoria?
—Cuando quieres, te vuelves imposible.
—Si tú te llamaras Juan Ramón y yo Zenobia…
—¿No habíamos quedado que no te gustaba?
—Ay, déjame acabar… podríamos estar aquí…
—Ya lo estamos, ¿o no? Y con nuestros nombres.
—…para siempre.
—¿Ahí debajo? ¿Igual que esos?
—Para siempre. Juntos. ¿No suena bien?
—No estoy convencido.
—¿No querrás que te entierren a mi lado?
—Claro. ¡Solos!