sábado, 19 de diciembre de 2020

Cuentos del hada jubilada (vigésimo)

Los cisnes avanzan por el centro del río. Se han lavado y limpiado con el pico, y han realizado sus cantos rituales. Ahora desfilan. Uno tras otro. Son los amos del tiempo. Por no verles, cuando atraviesan su territorio, los patos sumergen la cabeza en el agua con más frecuencia que de costumbre, como si de repente les entrara un ataque de hambre. Las gaviotas les graznan. Reunidas en su reducto, aprovechan su cualidad de muchedumbre para abandonar su descanso y lanzarles, a coro desangelado, sus chillidos. Los cisnes, ni se inmutan. Han nacido solo para posar en cuadros románticos.