Las noches de tormenta evocan la intensidad de la creación. Una cama en un rincón del lienzo que el artista pinta mientras los grumos de color explotan sobre el insomnio. Una esquina de la hoja que el poeta tacha una y otra vez, a la búsqueda enloquecida de la palabra que nunca ha existido. Un saliente de piedra que el escultor golpea con la delicadeza del cincel y del martillo. Un anillo de enfoque cuando el fotógrafo trata de adentrar su pupila en el objetivo. También la intensidad perdida en la creación del presente, pendiente de construir a cada momento.