martes, 9 de junio de 2020

Cuentos del hada jubilada (tercero)



Una maleta. No de las de cartón, pero casi. Sujeta con una cuerda y los cierres rotos. Llevaba ni se sabe desde cuándo en el almacén. Ningún empleado recuerda a qué anciano había pertenecido, ni por qué se guardaba si todo se entrega a la familia. Anciana, mejor. Un jirón de vestido de flores asoma. Hago lo que no debo. La abro. Ropa interior. Dos batas. Unas zapatillas. En una caja de galletas, un legajo de sobres en blanco. Sin sello, ni remite, ni rozaduras. Una carta en cada sobre. De amor. Dirigidas a la misma persona que las firma.