domingo, 14 de junio de 2020

Cuentos del hada jubilada (cuarto)



Desde niña, siempre he creído en la noche de las flores. Quiero decir, en la infancia claro que creen todos, pero yo continúo celebrándolo junto a mis nietas, con la misma ilusión. Soy de siete flores. Me gusta el siete, resulta útil para complicar las cosas. El prado en junio está pletórico de florecillas silvestres. Hay que elegir las más raras. Un ramillete que ni siquiera lo es, ni aroma tiene, bajo la almohada, coloreando los sueños. Desde niña, nunca me ha servido para soñar lo que me ocurriría luego. Solo aprendí a mentir, al despertar, cuando me lo preguntaban.