martes, 17 de julio de 2018

03 | Hopperiana


Al levantarse de la silla frente al caballete, artista maduro y posiblemente impedido, el tiempo le habrá dado un codazo al bote de los morados derramando sobre el cielo el color que lo inflama. Cada día un poco más torpe, reflexiona, al alzar los ojos por encima de la alameda antes de echar la llave a la primera bomba de gasolina. Cada día un poco más qué, piensa frente a la segunda. Y ante la tercera se detiene. No han parado suficientes vehículos. Uno que ahora llenara el depósito compensaría la jornada. Aguarda, la vista en la carretera. Silencio. Oscurece.