viernes, 20 de julio de 2018

04 | Hopperiana


El guante que se corresponde con la mano que sujeta el asa de la tacita de café no está sobre la mesa. Ni apretado en la mano izquierda, que permanece enguantada. En la cristalera la realidad se resume en el reflejo de la hilera de lámparas que iluminan el local. Un radiador de pared, junto a la puerta, se ve cuestionado al comprobar cómo la joven no se ha quitado el abrigo ni la pamela. El camarero, al otro lado del salón, la mira decepcionado. La muchacha observa la noche en su taza. Cuando la haya bebido, seguirá la noche.