Un vuelo de campanas se expande entre barbechos y pedregales, por ribazos, besanas, campos aturdidos por la nieve, sobre aspas de molino detenidas y barcas amarradas a un tronco en la orilla de un río sordo. Un repique de fiesta salta tapias que nada guardan, escudriña umbrías que a nadie albergan, recorre caminos de ausentes. El sonido transita el territorio de las aves y de los insectos, sabe dónde se esconde el gato montés y acaricia el lomo de ovejas sonámbulas en el redil, donde un muchacho soñador se pregunta si cuando él nació lo supo el ganado que cuida.