sábado, 28 de mayo de 2016

El nacimiento de Ana de Peñalosa \ 5


No tarda el llanto en alcanzar la plaza que la nieve ha borrado por entero. El abrevadero, los arbustos, un carro. Sobre la blancura se multiplican las huellas que la ensucian entrecruzándose. En el atrio el párroco patea el mármol del suelo para expurgarse gotas y copos de la sotana mientras vocea el nombre del sacristán. Campanas al vuelo, rápido —ordena. Asoma con aspavientos por la puerta de la sacristía un hombrecillo triste que se limpia de migas la pechera y hogaza en mano protesta: Con el frío que hace. Una ráfaga empuja el badajo contra los labios de bronce.