miércoles, 30 de marzo de 2016

# 549


Al muro del viejo molino hace tiempo que se le voló la partitura con la que interpretaba su lugar. Le queda al desmemoriado su sola memoria para trenzar los sonidos que crean consistencias. Amontonados los sillares que han caído, hechas añicos las tejas, las vigas festín de la carcoma y la inmundicia como único residuo del tiempo. Cuando levanto la pierna para acceder a lo que fue un círculo que hablaba con el viento imagino que al devolverla al suelo no oiré nada. Y sin embargo, un chasquido. Aún la palabra muro alzada. Melodía antigua que pervive con otras letras.