lunes, 28 de marzo de 2016

# 548


No posea, tal vez, corporeidad de tiempo. Ni extensión de tiempo. Ni siquiera propicie el olor o el tacto que el tiempo entrega a los cuerpos. Tampoco acerque la apatía y el cansancio que el tiempo acarrea entre sus bultos. No es el tiempo del tiempo, sino otro tiempo el de la escritura. Tiempo poético. Tiempo que levita sobre el tiempo. Leve nube en cielo azul. Sombra de sauce en día de verano. Fuente que mana entre dos piedras. Un tiempo construido con la realidad de las palabras. Con su convicción. Con su intimidad. Con su consistencia. Un poético existir.