El don más extraño de la ceguera
es la asimetría. A aquello que sabemos nosotros se le llama ignorancia y cuanto
desconocemos se tiene por conocimiento. Saber que se acerca una bicicleta, la
dirección del viento que sopla en una calle, intuir que los excrementos de un
perro no fueron retirados por su dueño de la acera. Lo que no sabemos: que hay
cristales de botella rota en el pavimento, que los charcos guardan la memoria
de la lluvia largo tiempo, que la pelota huida del parque infantil cruza por el
aire. Lo que denominan conocimiento es lo que desconozco.