jueves, 13 de septiembre de 2012

«Cartas del verano de 1926»


Una Europa que centrifuga a sus escritores, la admiración literaria a pesar de las dificultades para conseguir libros,  la esperanza de un encuentro que se sabe que no se producirá jamás. Con estos pobres ingredientes la poeta rusa Marina Tsvietáieva y el poeta («No eres alemán… No eres bohemio… No eres austríaco… ¿significa entonces, Rainer, que acabarás siendo eslovaco?») Rainer Maria Rilke acaban intercambiando una breve correspondencia —Rilke estaba ya amenazado por la enfermedad— tan intensa y fulgurante que se lee a la misma altura que sus obras. Ni una única frase convencional, ni una palabra que suene a hueco.