Cómo agradecer al reloj digital que no ilumine la hora al pie del televisor cuando apague la luz, a la repisa que en el baño no permite desplegar los útiles de aseo, al patio interior demasiado estrecho que me impide ver el cielo y el campanario que contemplaba en otro hotel unas calles más allá no hace mucho. Cómo agradecérselo y a la vez rogar que en la calle Infantas descubra nuevos motivos, mínimos, de costumbre traicionada. Mientras me entretengan estas minucias, a las que doy el trato de incomodidades, conseguiré esquivarte, soledad, huésped perpetuo en los cuartos de hotel.
jueves, 27 de noviembre de 2008
Calle Infantas
Cómo agradecer al reloj digital que no ilumine la hora al pie del televisor cuando apague la luz, a la repisa que en el baño no permite desplegar los útiles de aseo, al patio interior demasiado estrecho que me impide ver el cielo y el campanario que contemplaba en otro hotel unas calles más allá no hace mucho. Cómo agradecérselo y a la vez rogar que en la calle Infantas descubra nuevos motivos, mínimos, de costumbre traicionada. Mientras me entretengan estas minucias, a las que doy el trato de incomodidades, conseguiré esquivarte, soledad, huésped perpetuo en los cuartos de hotel.