domingo, 10 de diciembre de 2023

Cuentos del hada jubilada (octogésimo)



Cualquier cosa era siempre más alta que yo. Para elegir la fruta que va a comprar, mi madre abandona la mano que me daba y al instante siento cómo mi cuerpo se desdibuja ante la madera del mostrador, un muro que mis ojos no consiguen rebasar, rodeado por una penumbra no menos densa. El vendedor es una voz que llega desde el otro lado e informa de precios entre silencios. Mi madre también calla, con lo que disfruta hablando. A través de la cortina de filamentos metálicos contemplo la luz de la calle como una salvación. ¿Qué me estaba perdiendo?