viernes, 28 de julio de 2023

Cuentos del hada jubilada (septuagésimo cuarto)



Ni se me hubiera ocurrido pedirles que hicieran lo que en aquel momento inaugural hicieron, como si se tratara de dos subordinadas con contrato temporal, o incluso, dos empleadas sin papeles a las que incomoda tanto darles trabajo como negárselo. En fin, no me considero culpable, aunque fuera yo la responsable de sus movimientos, de lo que por su cuenta planearon para obtener sensaciones y conocimientos que nunca había pretendido alcanzar por mí misma, en mi centro de control, que era el pensamiento. No fui yo quien desabrochó los botones de la camisa del muchacho aquel, sino ellas, mis manos.