jueves, 14 de julio de 2022

Manos | Once



Cierra los ojos en la librería antes de comprar la lectura para sus próximos días. Jamás memoriza nombres. No por demasiados, ni siquiera por inútiles, sino por evitar interferencias. Hay quien lee un libro si le cae bien el autor, o porque ha tenido una vida así o asá, o por el color de sus ojos en las fotografías retocadas por el editor. Pamplinas. Tampoco se fija en los títulos, que le parecen lemas comerciales. Cierra los ojos. Palpa el volumen, desliza los dedos por el papel, lo abre y atiende a cómo se ubica en las manos. Luego, elige.