lunes, 27 de junio de 2022

Manos | Siete



Cada vez que anudo sobre tobillo y empeine la zapatilla, deslizo después la mano por el satén, con suavidad, como para darle calor y fuerza al pie que, ahí encerrado, ha de sostener la danza de todo el cuerpo. Las manos me parecen, entonces, un hermano mayor que cuida del menor y no solo por edad lo mima, sino también porque necesita el apoyo y su potencia para poder volar más alto en cada salto en el que el gesto de los dedos culmina el esfuerzo de todos los miembros. Pero eso será luego, cuando haya silencio en la platea.