viernes, 20 de diciembre de 2019

Dietario de sensaciones, 65



Las máquinas hablan para sentirse hablar. Son seres ensimismados. No lograron aprender música porque jamás han oído nada que no sea ellas conversando consigo mismas. Desconocen lo que es un lamento, una caricia, un silencio, aquello que necesita ser escuchado. De ahí que parezcan tan cargantes como las personas que las imitan, las que solo hablan para oírse. También máquinas. Lo que define una máquina, la incapacidad para detenerse a apreciar el canto de un pájaro, el batir de una ola sobre la arena, la sinfonía estival de los grillos. Quien no ha oído la pinaza crujir bajos sus pasos.