miércoles, 28 de agosto de 2019

06 | Tumba de Juan Ramón Jiménez


Atleta que se ejercita junto al estanque, el torso desnudo y los ojos fijos en la superficie, se desentiende. Culturista de la desmemoria, se vanagloria sin embargo de las gestas memorables que ampara. Tantos primera vez casi como existen. Pese a la umbría remodelada día a día por el jardinero municipal, cuya paciencia remunera un sueldo fijo, el verano manda al asilo a los muertos. Recogen las cruces de piedra y los ángeles de piedra, la grava de los senderos, las flores mustias en guirnalda, el jarroncillo con tulipán y agua sucia, los retratos ovalados. Y se quedan donde están.